El sol tiene muchos beneficios: nos da energía, mejora el humor, nos ayuda a sintetizar la vitamina D, necesaria para mantener en buen estado los huesos, etc. Pero, también puede tener efectos negativos si no lo tomamos con precaución: como el enrojecimiento cutáneo, la aparición de quemaduras, el envejecimiento de la piel e incluso el desarrollo de cáncer de piel. Por ello, es fundamental elegir un factor de protección solar (SPF) adecuado al tipo de piel y usar bien el protector solar.   Pero antes de explicar qué hay que tener en cuenta al elegir el protector solar conviene saber un poco por qué es tan importante utilizarlo bien.

Por qué nos quemamos

El sol emite un amplio espectro de radiaciones, desde rayos gamma hasta longitudes de onda largas, de tipo infrarrojo. Algunas de estas radiaciones afectan a la piel, como, por ejemplo, los siguientes tipos de radiación ultravioleta (UV):

  • La radiación UVA, que alcanza totalmente la superficie terrestre y broncea la piel de inmediato, aunque el bronceado dura poco.Esta radiación UVA penetra hasta las capas más profundas de la dermis (piel) y allí produce radicales libres que pueden tener riesgos para la piel, como el foto-envejecimiento precoz, la reducción de la efectividad del sistema inmunitario, o el cáncer de piel.
  • La radiación UVB, atenuada parcialmente por la capa de ozono, que es necesaria para que organismo sintetice  la vitamina D y, además,  facilita la formación de la melanina, un pigmento presente en las células de la piel que ayuda a  prolongar el bronceado. Exponerse en exceso esta radiación UVB  tiene riesgos como sufrir quemaduras solares, inflamación de la piel, daños oculares e incluso, podría llegar a causar un melanoma y otros tipos de cáncer.
  • La radiación UVC, que  es muy perjudicial para los seres vivos, aunque gracias a la protección de la capa de ozono no alcanza la superficie terrestre.

Consejos para usar el protector solar

Para protegernos bien de los rayos del sol, es fundamental usar un protector solar con un factor de protección solar (SPF) adecuado al tipo de piel. El factor de protección solar (SPF) indica el tiempo durante el que un protector solar aumenta la capacidad de defensa natural de la piel antes de llegar a quemarse, frente a los UVB. Es decir, un SPF 30, por ejemplo, hace que la piel tarde 30 veces más en enrojecer que si no se aplicara protección.

Según explica la Doctora Elena de las Heras, del Servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal y miembro de la Academia Española de Dermatología, “Europa ha puesto el límite de SPF en 50 porque se ha visto que por encima de este factor no se consigue mayor absorción de rayos ultravioletas”. Esta experta recomienda usar como mínimo un SPF 25 y sobre todo aplicarlo adecuadamente: por ejemplo, en la cara hay que aplicar primero la crema hidratante, luego el protector solar y por último el maquillaje. La crema debe aplicarse generosamente sobre la cara y el cuello, y extender en una capa espesa por el cuerpo. A más dosis, mayor nivel de protección solar. Para usar bien el protector solar, antes es necesario desmitificar algunos mitos sobre el sol.

Mitos sobre el sol

  • No es cierto que estar bronceado proteja del sol. El bronceado es un mecanismo de defensa de la piel frente al sol, pero el exceso de rayos puede ser igual de dañinos.
  • No es necesario que haya que aplicar el protector 30 minutos antes para que sea efectivo. Una investigación de la Universidad de Málaga publicada en 2017 en la Revista de la Academia Europea de Dermatología demostró que los protectores solares son efectivos en la piel a partir de los cinco minutos. Además, en cualquier caso, lo importante es aplicar protector solar en cuanto el sol nos sorprenda.
  • No es cierto que solo deba aplicarse en verano, sino que debemos protegernos durante todo el año.
  • No es cierto que los fotoprotectores disminuyan la síntesis de vitamina D.
  • No es cierto que los fotoprotectores orales sustituyan a los tópicos. Es necesario proteger la piel con filtros que transforman la radiación en calor para que no nos afecte.

Un consejo importante: Una vez abierto el envase, los expertos aconseja consumir la crema solar antes de un año, sobre todo por la exposición a temperaturas extremas que es un poco inevitable, ya que lo llevamos a la playa o a la piscina y allí le da mucho sol.

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