El calor cambia algunos de nuestros hábitos de alimentación. Según explica Manuela Escorial, odontóloga de  Sanitas Dental,  los alimentos que ingerimos, y la frecuencia con la que lo hacemos, tienen efecto directo en el estado de salud en general, pero también en ellos dientes y encías, sobre todo si no se sigue una higiene dental adecuada después de tomarlos.

Alimentos típicos del verano que pueden dañar los dientes

Según explica la odontóloga, estos son los alimentos típicos del verano que pueden dañarlos  dientes y las encías:

Cítricos

Cuando hace calor solemos tomar más comidas y futas más frescas, como ocurre con algunos cítricos. El ácido que contienen los cítricos puede erosionar el esmalte de los dientes, lo que aumenta el riesgo de sufrir caries, e incrementar la sensibilidad dental.

Refrescos y bebidas carbonatadas

Las bebidas refrescantes carbonatadas que se suelen consumir en las reuniones sociales, más frecuentes en verano, tienen un alto contenido en azúcar y en sustancias ácidas que pueden acelerar la aparición de caries y erosión de los dientes.

Los expertos siempre recomiendan reservarlas para ocasiones especiales y tomar agua en el día a día.

 El alcohol

En verano suele aumentar el consumo de alcohol  porque tenemos más vida social. La ingesta de alcohol reseca la cavidad bucodental  y disminuye el flujo de saliva, encargado de realizar la limpieza bucal.

Dulces con textura pegajosa

Los dulces viscosos como las gominolas y caramelos blandos  tienen una gran cantidad de azúcar que se adhiere fácilmente  a los recovecos de los dientes, lo que dificulta su eliminación.

Helados, gelatinas y siropes

Estos alimentos suelen tener un alto contenido en azúcar. Lo ideal es elaborar los dulces en casa para saber la cantidad de azúcar que llevan.
por su alto contenido en azúcar

Té verde

Tomar mucho  té verde puede dañar los dientes, por los taninos que contiene. El tanino es un tinte vegetal que se adhiere a la placa dental y puede provocar manchas  en el esmalte dental. Además, el té verde también puede provocar sequedad bucal (aunque puede contrarrestarse con la ingesta suficiente de agua) y alterar el color natural de los dientes con el paso del tiempo.

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