Según el Informe Nacional de Ahogamientos elaborado anualmente por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, 338 personas murieron ahogadas el pasado año en España y, de ellas, 39 eran menores de edad. En lo que va de 2021 ya han perdido la vida 90 personas en espacios acuáticos y en los últimos cinco años han muerto más de 100 menores en España por ahogamiento, en la mayoría de los casos en  piscinas privadas. Cuatro de cada cinco niños fallecidos no estaban vigilados, y es que un despiste de segundos con un niño pequeño, que no es consciente de los peligros, puede resultar fatal. Por ello, es fundamental tomar medidas para prevenir ahogamientos  en la piscina.

Según el Primer Informe Nacional de Ahogamientos de Menores, la mayoría de los fallecidos son niños de entre 2 y 4 años y en un entorno no vigilado, principalmente piscinas particulares” y es que según explica el jefe de Pediatría de Quirónsalud Málaga advierte que sólo hacen falta dos centímetros de agua y dos minutos sin supervisión para que un niño pueda ahogarse.

Las piscinas públicas suelen ser más seguras que las privadas, aunque haya más gente, porque están vigiladas por un socorrista, circunstancia que no se da en las piscinas particulares y en muchas piscinas de comunidades pequeñas. En las piscinas de las comunidades de vecinas, las normas varían en función de las comunidades autónomas y los ayuntamientos.

Consejos para prevenir ahogamientos en piscinas

Los niños no son conscientes del peligro y todavía no tienen destreza dentro del agua, en el caso de que se caigan a una piscina.

1. Vigilar siempre

La mejor prevención es la vigilancia. Hay que vigilar a los niños cuando estén en el agua o cerca de ella por poco que cubra y aunque sepan nadar. No se puede dejar en ningún momento a un bebé o niño pequeño edad en una bañera o piscina hinchable. Un bebé puede ahogarse en tan solo unos centímetros de agua.

2. Enseñarles a nadar cuanto antes

En palabras del jefe de Pediatría de Quirónsalud Málaga «el principal consejo para prevenir ahogamientos es no perder a  los niños de vista, pero una precaución añadida es tomar clases de natación”.  No obstante, aunque los niños sepan nadar, deben permanecer vigilados por un adulto con experiencia, o por el socorrista, pues hay estudios que afirman que iniciar las clases entre los 1 y 4 años disminuye la tasa de ahogamientos pero las clases de natación no proporciona una protección completa, porque los niños pierden el miedo al agua, pero todavía no saben salvarse en caso de que caigan al agua.

3. Proteger la piscina con barreras

Además es fundamenta instalar barreras alrededor de la piscina para impedir que los niños accedan a la piscina durante lapsos breves e inevitables de la supervisión, que son parte normal de la vida cotidiana. La instalación de cercos o cierres puede prevenir más de la mitad de los ahogamientos de niños pequeños en las piscinas.

4. No dejar objetos que puedan llamar la atención de los niños dentro o cerca de la piscina

Además, explica el doctor Manuel Baca «los juguetes se mantendrán fuera del área de la piscina para que los niños no sientan curiosidad e intenten atravesar dicha barrera para llegar a ellos”.

5. Tener cuidado con los cambios bruscos de temperatura

El pediatra también aconseja tener cuidado con los cambios bruscos de temperatura y no entrar de manera precipitada en agua fría, porque esto puede provocar un estrechamiento de los vasos sanguíneos y, hacer que la sangre fluya más lentamente al cerebro, lo que puede provocar mareo y desmayo y en consecuencia ahogamientos

El pediatra advierte de que “la mayor incidencia de estos  casos ocurre en personas que se bañan tras haber realizado ejercicio físico o haber tomado el sol durante un tiempo prolongado; por lo que los niños que juegan al sol deben tener mucho cuidado”.

6. Extremar la vigilancia en los momentos de confusión

Desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) añaden que el riesgo de ahogamiento es mayor en momentos de confusión: por ejemplo, al llegar a un hotel con piscina o en los cumpleaños que se celebran en torno a una piscina… y recomienda hacer turnos entre los adultos para vigilar a los niños.

7. No delegar el cuidado en otros niños

El Ministerio de Sanidad  que también ofrece todos los años recomendaciones para prevenir ahogamientos,  insiste sobre todo en la necesidad de vigilar a los niños en todo momento cuando estén en el agua o cerca de ella y no delegar jamás esta responsabilidad en un niño más mayor.

8. Proteger adecuadamente a los niños que no saben nadar

Los niños que no sepan nadar o tengan alguna discapacidad, deberían llevar un chaleco salvavidas siempre que se bañen o estén cerca del agua. Ahora bien, los pediatras desaconsejan sin embargo, los flotadores hinchables y manguitos, porque generan una sensación de falsa seguridad. -Además, desde el Hospital Virgen del Rocío añaden que «el flotador no exime de seguir vigilando a los niños ya que existe riesgo de vuelco o mal uso».

Cómo actuar ante un posible ahogamiento

Cuando una persona se está ahogando hay que actuar con mucha rapidez   retirarla rápidamente del agua para iniciar las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP).

Desde el hospital Virgen del Rocío indican que la población conozca las maniobras de reanimación cardiopulmonar también ayuda a mitigar los efectos del ahogamiento: «hay que sacar del agua al menor inmediatamente, comprobar si respira, si está consciente, y avisar a los servicios de emergencia a través del 112 para que acudan al lugar. Los siguientes pasos serían colocar al menor en posición fetal, iniciar las maniobras de reanimación y cuidar que los niños no pierdan el calor corporal».

Si se trata de un bebé, el pediatra de Quironsalud aconseja cogerle en brazos, pedir ayuda inmediata o trasladar al niño al centro hospitalario más cercano. Además, “para disminuir el riesgo de que aspire el agua, es importante mantener la cabeza más baja que el resto del cuerpo y comprobar si respira espontáneamente. En caso contrario, practicarle la respiración artificial (boca a boca)”, advierte el pediatra.

Si se trata de un niño mayor, que se ha caído en aguas poco profundas  no respira, el pediatra aconseja sostener con un brazo el cuerpo y con la otra mano la cabeza, cerrándole la nariz al efectuar el boca a boca. “Hay que trasladar al accidentado a la orilla, pedir ayuda y seguir con las maniobras de reanimación, además de comprobar el pulso y si es ausente llevar a cabo masaje cardíaco.”

En el caso de que el niño inicie la respiración espontánea y pulso, conviene colocarle n una posición decúbito lateral con el brazo interno flexionado en ángulo recto con el cuerpo y el dorso de la mano bajo la mejilla, con la pierna del lado interno extendida y la otra flexionada. “Si el menor no responde hay que trasladará al centro hospitalario más cercano, sin interrumpir las maniobras de respiración artificial y masaje cardíaco hasta llegar al punto de destino”, añade el experto.

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