En los últimos años, la ortodoncia invisible se ha puesto de moda, superando incluso a los tratamientos de ortodoncia con los tradicionales brackets, pero aunque los anuncios nos lo vendan como con “lo último y mejor”, los expertos alertan que no siempre es la mejor elección, puesto que es importante que un especialista en ortodoncia diagnostique de manera personalizada cada caso para poder ofrecer a cada paciente la técnica más apropiada a su patología.

La principal ventaja de la ortodoncia invisible es que al ser transparente es muy estética, pero desde la Unidad Dental del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre recalcan que «la ortodoncia no es sólo una cuestión de estética, sino también de salud.  Al realizar un tratamiento de ortodoncia, el principal objetivo es lograr una buena función oclusal y esto debe valorarlo siempre un especialista».

La ortodoncia con alineadores está controlada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Su uso, pautado por un profesional, consiste en unas férulas extraíbles de plástico transparente fabricadas a medida para cada paciente que se van cambiando según las indicaciones del ortodoncista en función del diagnóstico de la maloclusión y de la planificación del tratamiento para su corrección.

Por ello, la venta de por internet de férulas trasparentes para que el paciente realice el tratamiento en su casa, sin la supervisión de un ortodoncista, entraña un gran riesgo, tanto a nivel oclusal como funcional. Al no existir un diagnóstico preciso de la maloclusión y un plan de tratamiento individualizado para corregirla, puede acarrear riesgos importantes por tratamiento inadecuado.

La Asociación Española de Especialistas de Ortodoncia (AESOR) ha publicado un protocolo para el uso adecuado de férulas invisibles (Ortodoncia plástica).

Los riesgos de un tratamiento de ortodoncia invisible sin un control adecuado

La Sociedad Española de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial (SEDO) también ha advertido que «la comercialización de alineadores transparentes “a domicilio” y sin la supervisión de un ortodoncista supone un riesgo para el paciente, tanto a nivel oclusal como funcional.

Si el tratamiento de ortodoncia no es el adecuado para el paciente, pueden aparecer entre otros problemas

 

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