La mala posición de los huesos de la mandíbula o la cara puede provocar problemas en la alineación de los dientes y, en consecuencia, problemas de pronunciación, dificultades para masticar, dolor por la tensión que acumulan las mandíbulas, bruxismo, problemas de sueño, así como problemas estéticos en las personas afectadas.

La mayoría de las maloclusiones aparecen de niño, ya sea por alteraciones en el desarrollo de los huesos como por malos hábitos no corregidos. Lo ideal es tratarlas en la infancia, cuando los huesos todavía están creciendo y es posible dirigirlos a una posición correcta. Si no se hace así y la maloclusión persiste de adulto, hay que recurrir a una técnica quirúrgica llamada cirugía ortognática.

Qué es la cirugía ortognática y cuándo se recomienda

La cirugía ortognática es una intervención quirúrgica en la que se mueven los huesos de los maxilares y/o las mandíbulas para lograr corregir la mordida y al mismo tiempo, mejorar la armonía de la cara.

En qué casos se recomienda realizar una cirugía ortognática

De forma general, este tipo de cirugía, que siempre debe ser realizada por un cirujano maxilofacial, se suele recomendar cuando los problemas de mordida no se solucionan con la ortodoncia o causan problemas para hablar, comer o respirar.

Así, la cirugía ortognática se puede indicar en casos de:

  1. Mordida abierta: cuando la mandíbula y el maxilar superior no se juntan al cerrar la boca, un defecto que puede alterar la pronunciación de algunas letras y que suele deberse al uso prolongado del chupete o el hábito que cogen algunos niños de empujar los dientes con la lengua.
  2. Mordida cruzada: cuando los dientes de arriba se quedan por detrás de los de abajo al cerrar la boca. En esta maloclusión, que es una de las más frecuentes, suelen haber también un paladar estrecho.
  3. Cuando los dientes de abajo están en una posición adelantada respecto a los de arriba y no se puede corregir con ortodoncia (mandíbula grande).
  4. Cuando los dientes de abajo, la mandíbula y el mentón están en una posición atrasada con respecto al maxilar de arriba (mentón retraído). Esta maloclusión puede entorpecer la respiración y provocar alteraciones en el sueño. De hecho, muchas apneas del sueño desaparecen tras someterse a una cirugía ortognática.
  5. Cuando el mentón y los dientes están desviados hacia un lado, ya que el cuerpo suele compensar esta asimetría desviando el cuello e inclinando cabeza, lo que suele ocasionar problemas en las cervicales.
  6. Cuando se muestra en exceso la encía superior al sonreír (sonrisa gingival),

Cómo se realiza la cirugía ortognática

Habitualmente, antes de realizar la cirugía ortognática en el quirófano, es necesario seguir un tratamiento de ortodoncia prequirúrgica para alinear y posicionar las arcadas dentales correctamente. Es posible que durante esta etapa de ortodoncia haya que usar brackets e incluso extraer alguna pieza.

Una vez que las arcas están posicionadas correctamente, se lleva a cabo la cirugía ortognática para colocar el maxilar y la mandíbula en la posición adecuada.

  • La cirugía se puede hacer en un solo maxilar o los dos e incluir o no el cambio de la forma del mentón. Dependiendo de la complejidad puede durar hasta cuatro horas.
  • Lo habitual es que las incisiones y suturas se practiquen dentro de la boca, de forma que no quedan cicatrices ni marcas externas en la cara, aunque puede haber casos en los que resulte necesario hacer alguna incisión fuera de la boca.

El posoperatorio de la cirugía suele implicar una baja laboral de dos o tres semanas. Es normal sentir dolor en la zona y que esta permanezca inflamada.

Una vez que el paciente se ha recuperado de la cirugía, tiene que seguir un nuevo tratamiento de ortodoncia durante unos meses para terminar de colocar las piezas dentales en la posición correcta.

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