Según datos del informe ‘Libro Blanco de la Salud Visual en España 2022’ se calcula que en el 30% de los casos de fracaso escolar se producen a consecuencia de anomalías en la visión no diagnosticadas. Esto es así porque “los niños perciben el 80-90% de la información de su entorno a través de los ojos, por lo que una agudeza visual mal corregida o unos movimientos oculares anómalos pueden provocar un retraso importante en su aprendizaje”, explica la doctora Ana Wert, experta en oftalmología pediátrica y estrabismo de IMO Grupo Miranza.
Un problema de visión relativamente habitual en los niños es la ambliopía u ojo vago que -según el mismo informe- afecta a más de cien mil niños en nuestro país. Este problema puede corregirse totalmente si se detecta un tiempo. ¿Cómo saber si tu hijo tiene ojo vago?
¿Qué es el ojo vago?
La ambioplía u ojo vago es un problema de baja visión en un ojo que se produce como consecuencia de la falta de uso de dicho ojo durante el periodo crítico de desarrollo visual ( que dura hasta los 8 años, aproximadamente). El trastorno se conoce popularmente como ojo vago u ojo perezoso porque el ojo más fuerte funciona mejor. Este problema afecta a la calidad de vida y a la autoestima del niño. Por lo tanto, es fundamental detectarlo y tratarlo a tiempo.
Las causas del ojo vago
Aunque no siempre se conocen las causas del ojo vago, se ha comprobado que muchas veces aparece como efecto colateral de un problema de visión distinto, por la reacción que tiene cerebro para corregir la mala visión. En circunstancias normales, el cerebro usa las señales nerviosas de los dos ojos para ver, pero cuando un trastorno empeora la visión de un ojo, puede intentar solucionarlo ignorando las señales nerviosas del ojo más débil (que deja de funcionar) y utilizando solo las señales. del ojo más fuerte.
Por lo tanto, las principales causas que pueden provocar un ojo vago son:
- El estrabismo : en este trastorno, que popularmente se conoce como ojos bizcos, los dos ojos no apuntan a la misma dirección y, por lo tanto, no miran a los objetos al mismo tiempo. Cuando esto ocurre, el cerebro del niño puede suprimir la visión de uno de los ojos para no ver doble y el ojo que no se usa se vuelve vago.
- Un defecto refractivo: a veces, cuando el niño sufre un defecto refractivo como la hipermetropía, el astigmatismo o la miopía, que impiden que la imagen que llega al cerebro sea nítida, el cerebro elige la visión del ojo con menor defecto refractivo y evita usar el otro ojo.
- Las enfermedades de la retina, las cataratas o la ptosis palpebral (caída del párpado superior), que también pueden alterar el desarrollo de la visión en los primeros años de la infancia.
Síntomas del ojo vago
Los síntomas del ojo vago pueden ser difíciles de notar porque al ver por un ojo, el niño se desenvuelve aparentemente bien. Según explica la doctora Ana Wert, “los niños se adaptan fácilmente a su grado de visión porque nunca han visto mejor y es lo habitual para ellos”. Muchas veces, la ambliopía no se detecta hasta que realiza una revisión en el pediatra, óptico u oftalmólogo. Por ello, es fundamental realizar revisiones periódicas de la vista desde los tres-cuatro años y, también, fijarse en cómo utiliza los ojos el niño. Conviene consultar si el niño muestra alguno de estos síntomas:
- Guiña los ojos para poder enfocar
- Desvía un ojo a cualquier distancia
- Inclina la cabeza a menudo
- No identifica bien a las personas conocidas a distancias largas
- Se acerca mucho los objetos a la cara.
- Sufre dolores de cabeza después de forzar la vista.
- Tiene bajo rendimiento escolar, mala coordinación ojo mano, etc.
El tratamiento del ojo vago es efectivo en un 99%
Para tratar el ojo vago, hay que corregir la causa (estrabismo, defecto refractivo, etc.) y, al mismo tiempo, obligar a trabajar al ojo perezoso impidiendo la visión del ojo más fuerte que normalmente se tapa con un parche, aunque también se pueden usar colirios o gafas con graduaciones que impiden ver bien a este ojo. El 99% de los casos que se detectan precozmente se tratan con éxito.
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