​En verano, la piel está más expuesta a sufrir problemas de sequedad, manchas, quemaduras e irritaciones por los efectos del calor, el sol, el cloro y la humedad. Durante el embarazo, el riesgo de sufrir estos problemas aumenta porque las hormonas del embarazo hacen que la piel esté más vulnerable a los factores ambientales (se quema y se reseca con más facilidad). Por ello, es importante proteger frente a la radiación solar y otros factores externos que pueden agredirla.

3 claves para cuidar la piel en el embarazo en verano

1. Elegir bien el protector solar

Si siempre hay que protegerse del sol, en el embarazo mucho más porque las hormonas activan la producción de melanina, un pigmento que protege a la piel de los efectos de la radiación ultravioleta de la luz solar.

El aumento de la melanina ocasiona una hiperpigmentación de la piel que puede oscurecer las pecas y los lunares existentes y provocar la aparición de unas manchas típicas del embarazo en la cara y el abdomen.

En la cara puede aparecer una mancha sombreada en frente, mejillas y labio superior (que se conoce como cloasma o máscara del embarazo) y en el abdomen, una línea oscura desde el pubis y el ombligo (que se conoce como línea alba).  Aunque estas manchas suelen desaparecer después del parto, a veces tardan en remitir o dejan sombras que hacen necesario el uso de cremas despigmentantes, así que es importante tomar medidas para prevenirlas.

Por todo ello, en el embarazo es fundamental utilizar una crema solar con un nivel de fotoprotección elevado (no inferior a 50) específica para pieles sensibles. Para mayor seguridad, conviene optar por un protector solar mineral. 

Los protectores con filtros minerales están compuesto por minerales inorgánicos, como el óxido de zinc y/o el dióxido de titanio, que no se absorbe por la piel y por lo tanto no tienen ningún riesgo para el organismo, por lo que resulta ideales para las personas con piel sensible, las embarazadas y los bebés. Además, empiezan a actuar en cuanto se aplican, porque generan una especie de barrera que actúa como un espejo bloqueando la luz ultravioleta al momento.

2. Hidratación máxima para prevenir la sequedad (y las estrías)

El calor hace que la piel esté más seca, incluso que aparezcan picores. La sequedad, que se potencia con la exposición al sol, se nota más en las partes del cuerpo que aumentan de volumen en el embarazo, como el pecho y sobre todo, la tripa.

La mayor sequedad de la piel aumenta el riesgo de que la capa superficial de la piel (epidermis) se “rompa” y aparezcan estrías.

Para prevenir estos problemas es fundamental hidratarse muy bien por dentro (bebiendo mucha agua) y por fuera con una buena crema hidrante corporal ,que conviene aplicar siempre que se note la piel tirante.

3. Un buen desodorante para controlar el sudor

El calor aumenta la sudoración que de por sí ya está alterada en el embarazo a consecuencia de las hormonas (en el embarazo, la secreción de las glándulas sudoríparas puede aumentar hasta el 25%) y en consecuencia, la humedad de ciertas zonas de la piel que se vuelven más vulnerable a las irritaciones e infecciones. Por lo que es importante tomar medidas para controlarlo, como usar ropa fresca que transpire bien y llevar en el bolso un pulverizador con agua para refrescarse.

En el embarazo es aconsejable usar un desodorante hipoalergénico, sin alcohol ni perfume y antitranspirante. Las toallitas higiénicas también pueden ayudar a eliminar el exceso de sudor cuando no es posible darse una ducha tibia.

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