Las reformas de viviendas suelen ocasionar muchos quebraderos de cabeza, uno de ellos es la limpieza del día después. Será más sencilla si se toman algunas medidas antes de empezar las obras. Te cuento cómo proteger y limpiar la casa en una reforma.

Proteger para ensuciar menos y limpiar mejor

Antes de que empiecen las obras, conviene despejar al máximo las zonas de la casa que se van a reformar para que los profesionales trabajen con el menor número de obstáculos posible.

Unas semanas antes puede venir bien empezar a recopilar cajas de cartón (si tienes confianza en algún supermercado puedes pedir que te guarden las que reciben con los palés). Es posible que haya que vaciar estanterías enteras y la mejor forma de evitar que las cosas que contienen se ensucien es guardarlas en cajas cerradas.

Si los muebles no se pueden llevar a otro cuarto, conviene amontonarlos en el centro de las habitaciones, lejos de las paredes y cubrirlos con plásticos fuertes o sábanas viejas para protegerlos de los golpes, el polvo y la pintura..

En la medida de los posible, conviene quitar y guardar en un espacio protegido:
• Los picaportes y tiradores de las puertas.
• Los enchufes e interruptores.
• Los accesorios de decoración: alfombras, persianas, cortinas, estores, etc.
• Los radiadores, que además son difíciles de limpiar si no se desmontan.

Es aconsejable sellar las entradas de las habitaciones que no se van a reformar, colocando cinta adhesiva en las juntas de las puertas para evitar que entre polvo y suciedad a su interior.

Si la casa cuenta con algún sistema de aire acondicionado o calefacción, conviene tapar las salidas del aire para evitar que penetre el polvo en los conductos.

Además, conviene proteger:

• Las puertas, los armarios y los marcos de las ventanas, con papel de embalar y cinta protectora. Lo ideal sería sacar las puertas de las bisagras y retirarlas.
• Los cristales de las ventanas y los espejos que no se puedan desmontar, con plásticos.
• El suelo, con trozos grandes de cartón.

Consejos para limpiar la casa tras una reforma

Las reformas producen mucho polvo, un polvo que se mete por todas partes y que puede seguir apareciendo durante días en los sitios más insospechados porque se queda suspendido en el ambiente. Así que después de las obras, habrá que hacer una limpieza que puede llevar horas o días. Es muy probable que valga la pena contratar un servicio de limpieza, que lleve maquinarias especializadas como las vaporetas, que limpian en profundidad y desinfectan sin necesidad de productos químicos.
Además, en las limpiezas que siguen a una obra hay que utilizar productos  muy específicos, como los desincrustantes, decapantes que además se deben usar con un cuidado especial para no dañar las superficies.

Lo primero que hay que hacer es intentar eliminar el polvo, que se mete por todas partes y que además puede causar rinitis y alergias. Si hay mucho, conviene ponerse gafas protectoras y una mascarilla para evitar inhalar las partículas.

Hay que y limpiar de arriba abajo porque la suciedad va cayendo y si primero fregamos el suelo, trabajaremos el doble. Por lo tanto, habrá que empezar por el techo, que también se mancha, aunque no lo parezca. Lo más efectivo es pasar la aspiradora, pero si no se llega bien se puede recurrir a un plumero telescópico o, como alternativa, envolver un cepillo en un trapo seco.

Después de aspirar hay que limpiar muy bien los filtros de la aspiradora.

No hay que olvidarse de repasar la parte superior de las puertas, que suele ser una zona olvidada.

Las persianas quedan muy bien con la vaporeta. Si se dispone de este electrodoméstico, se puede quitar el polvo con un aspirador de mano y después limpiarla la persiana con un trapo empapado en agua jabonosa o amoniaco reducido con agua, que tiene un gran poder limpiador. Ojo, nunca se debe mezclar el amoniaco con lejía porque la combinación de estos productos libera vapores muy tóxicos.

El amoniaco también es un buen aliado para limpiar las rejillas del aire acondicionado.

Productos para las manchas difíciles

  • En las manchas de pintura y barniz suele funcionar bastante bien la acetona.
  • Las manchas de cementos en las superficies resistentes como el gres o los azulejo, se quitan con un quita cementos o desincrustante y una espátula.
  • Si la mancha está en un suelo es de madera, el rodapié, un armario… habrá que hacerse con un producto específico para madera, y por si acaso, hacer antes una prueba en una zona poco visible.

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