4 claves para ayudar al recién nacido a adaptarse a la vida fuera del útero
1 Acostar al recién nacido en un espacio reducido (como un moisés)
El bebé está acostumbrado a vivir muy limitado, en contacto continuo con las paredes del útero. Por eso, los expertos aconsejan acostarle un espacio reducido, para que se sienta más protegido y seguro. Lo ideal es utilizar un moisés pero si no tienes no te preocupes. Al principio también puedes usar el cuco del cochecito o envolverle en una toquilla (con los bracitos incluidos).
Lo que no debes hacer nunca es introducir arrullos o toallas para reducir el espacio de la cuna porque podría ser peligroso. La cuna siempre debe quedar libre de objetos que puedan tapar la cara y dificultar la respiración recién nacido, que además debe dormir siempre boca arriba para reducir el riesgo de muerte súbita.
Si decides dormir con tu bebé, te aconsejo leer este artículo con consejos de experto para hacer un colecho seguro.
2. Coger al bebé en brazos siempre que lo pida, sin miedo
Habrá quien te diga que no cojas tanto en brazos a tu hijo, que le malcrías, que si se duerme en brazos ya no dormirá… En esto último hay parte de razón, si el bebé se acostumbra a dormir en brazos será difícil que se duerma sin ayuda cuando le dejes en la cuna. Lo ideal es adormecerle encima de ti, y dejarle en el moisés o la cunita antes de que se quede dormido del todo, pero no siempre es posible. En cualquier caso, hasta los 6 meses no es necesario establecer rutinas del sueño y lo que el bebé necesita para dormir es el cariño de sus padres. Los brazos de sus padres son su refugio y le dan seguridad.
3. Respetar el ritmo de sueño y tomas del bebé
Durante las primeras semanas, los ritmos de sueño y tomas del bebé no tienen horarios. Es un poco sacrificado, pero hay que respetar esta falta de horarios del bebé y seguir su ritmo. Salvo que lo indique el pediatra, no hace falta despertar al recién nacido para ponerle a mamar. El sueño también les “alimenta”. Cada niño tiene su ritmo.
4. Los primeros baños, mejor cortos y con ayuda
Es posible que cuando le des el primer baño a tu bebé, te sientas un poco defraudada por su reacción. Muchos bebés se asustan cuando sienten contacto con el agua y tardan un tiempo en cogerle el gusto al baño, pero después suele ser uno de sus momentos favoritos del día.
Hasta que se coge un poco de práctica, viene muy bien tener ayuda para bañar al bebé, para poder sujetarle bien y, al mismo tiempo, poder cogerle de las manitas para que se sienta seguro.
El baño al final del día suele ayudar a conciliar el sueño (algunos bebés se espabilan más), pero si por alguna razón es complicado bañar al bebé a esas horas, es preferible hacerlo en otros momentos en los que haya más tranquilidad, porque sobre todo el baño debe ser un momento agradable, sin prisas.
Tienes más consejos para ayudar al bebé durante sus primeros días en el artículo la primera semana del bebé: consejos para suavizar los cambios
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