¿Hay que cepillar los dientes de leche? Sí, porque aunque los dientes de leche no sean para siempre, se tienen que cuidar desde que aparecen ya que hasta que se caigan, ocupan el espacio de los dientes definitivos. Además, también están expuestos a sufrir caries.

Además, según explican los odontólogos de la clínica dental Martín Riva «la pérdida prematura de un diente de leche puede provocar dificultades en el habla o malposición dentaria». Por ello, conviene empezar a limpiar los dientes de leche desde que salen.

Al principio, basta con frotar suavemente las encías con gasita humedecida con agua para eliminar los restos de leche materna y comida si el niño ya toma alimentación complementaria. Esta limpieza de la encía, además, ayudar a aliviar el malestar que puede sentir el bebé cuando brotan los dientes, por la tensión que se produce en sus mandíbulas y la ruptura de las encías, que pueden ponerse rojas e inflamarse, ya que lo que más alivia al bebé es frotarse las encías.

Para masajear la encía también puedes usar un cepillo blando de silicona con forma de dedal que se introduce en el dedo del adulto. Además, así el bebé se acostumbra a que le toques la boca, lo que puede ayudar a que acepte de mejor grado que le cepilles los dientes más adelante.

Para no contaminar su boquita con la saliva de los adultos, hay que evitar gestos tan típicos como limpiar el chupete metiéndolo en la boca de un adulto o soplar sobre su comida para enfriarla.

Cómo cepillar los dientes del bebé

Muchos pediatras siguen recomendando limpiar los dientes con una gasita mojada en agua.

Sin embargo, la Sociedad Española de Odontopediatría recomienda empezar a cepillar los dientes desde que salen con un cepillo de cerdas muy suaves adaptado al tamaño de la boquita del bebé y poner una cantidad de pasta dental mínima, equivalente a un grano de arroz.

Puedes consultar las recomendaciones Sociedad Española de Odontopediatría  en el documento Diagnóstico, pronóstico y prevención de la caries de la primera infancia.

A partir del año, conviene seguir cepillando tú los dientes al bebé para asegurar una buena limpieza y al mismo tiempo ofrecerle un cepillo de dientes adaptado al tamaño de su boquita y animarle a que se cepille a la vez que el resto de la familia, ya que los niños aprenden por imitación.

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