El próximo sábado, en la madrugada del 29 al 30 de marzo, tendrá lugar el cambio de hora para adaptarnos al horario de verano. En este cambio hay que adelantar los relojes una hora, es decir en la Península, a las 2.00 de la madrugada serán las 3.00 y en Canarias a la 1.00 de la mañana serán la 2.00. Esto significa que si usamos un despertador para levantarnos todos los días a la misma hora, dormiríamos una hora menos.
El cambio de hora afecta a toda la Unión Europea con el fin de ahorrar energía. Está regulado por la Directiva Europea 2000/84, que unifica los días en los que se producen los cambios de hora en todos los países de la Unión Europea, que son el último domingo de marzo y el último domingo de octubre, respectivamente. En España se viene realizando desde el 1974.
Este cambio de hora de primavera supone que anochecerá más tarde y los días serán más largos. Personalmente, me encanta este horario (ya lo podían dejar todo el año).
¿Cómo nos afecta el cambio de hora?
Según explica el doctor Gonzalo Pin, jefe de Pediatría del Hospital Quirón de Valencia y portavoz experto en sueño de la Asociación Española de Pediatría (AEP) , “todas las personas tenemos un reloj biológico interno (que está en el centro del cerebro) que nos indica cuando es la hora de dormir y cuándo es la hora de despertarnos.
Este reloj biológico regula nuestros horarios con ayuda de la luz solar y los estímulos del entorno, como los horarios de las comidas y de la actividad física. Cuando cambia el ritmo de la luz externa o el ritmo de las tareas, «este reloj interno, que afecta a los niveles de las hormonas y a todo nuestro cuerpo, puede desorientarse”.
En los bebés, el reloj central interno empieza a funcionar hacia los cinco-seis meses, y en parte se regula con ayuda de la lactancia materna, ya que por la noche la leche materna tiene más contenido de la hormona melatonina, que es la hormona que facilita el sueño. Te aconsejo leer el post Rutinas para facilitar el sueño del bebé.
Cuando hay un cambio horario, en los niños, “el reloj biológico puede tardar en ajustarse varios días, a veces incluso una semana, provocando alteraciones en el sueño y el apetito, irritabilidad, problemas de atención e incluso pequeñas alteraciones del ritmo cardiovascular”.
Además, según explica el doctor gonzalo Pin, el cambio de hora puede afectar especialmente a los adolescentes, «porque muchos adolescentes suelen mantener la hora de dormir previa al cambio, lo que implica que duerman menos horas hasta que se adaptan al nuevo horario de verano”. Por lo tanto, es importante estar atento y tomar medidas para que duerman las horas que necesitan.
Consejos para prevenir y aliviar las consecuencias del cambio horario en los niños y los adolescentes
Para prevenir los problemas que puede ocasionar el cambio de hora y aliviarlos, la Asociación Española de Pediatría ofrece estos consejos que pueden ayudar:
- Empezar a adelantar de forma progresiva las actividades rutinarias de juegos, comida y sueño de los niños para ir acostándoles un poco antes cada día antes del cambio de hora, para conseguir una transición más suave.
- Favorecer la exposición a la luz natural para estimular la producción de la hormona serotonina (un neurotransmisor que favorece la relajación del organismo): hay que intentar que el niño reciba luz natural durante 15 minutos antes de despertarle, desayunar en una habitación muy iluminada, ir caminando al colegio, algo que además tiene muchos otros beneficios, etc.
- Evitar exponerse a la luz un tiempo antes de ir a dormir, pues la exposición a la luz alterna el sueño de los nños y sobre todo evitar que los niños y adolescentes (esto va a ser más difícil) usen e pantallas antes de acostarse, pues se ha comprobado que el uso de pantallas antes de irse a dormir influye negativamente en el sueño.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR
0 comentarios