Algunos pequeños desarrollan un amor incondicional por un objeto (un peluche, un pañuelo, un trapito…) y lo llevan consigo a todas partes. Es lo que se conoce como “objeto de consuelo u objeto de transición”. No es perjudicial, al contrario, les ayuda a sentirse seguros cuando tienen que separarse de mamá.

El papel del objeto de consuelo

A los niños se les impone la separación de la familia cada vez más pronto. Lo ideal es que estén el mayor tiempo posible en casa con sus padres, pero esto no siempre es factible porque a menudo no queda otro remedio que hay que volver a trabajar cuando finaliza el permiso por nacimiento de hijo. Incluso aunque la madre pueda permanecer en casa con su hijo hasta que empiece el cole, habrá momentos en los que tenga que separarse de él.

  • El objeto de consuelo, también llamado objeto transicional, ayuda al bebé a afrontar la separación de mamá y los cambios que puede haber en su rutinario mundo (nunca hay que olvidar que las rutinas dan seguridad al bebé), como la entrada en la guardería, un  entorno extraño. Al llevarse a un amigo especial a la guardería, se lleva con él un trocito de casa a ese nuevo diferente..
  • El objeto de consuelo no es un enemigo, sino una estrategia que usan los niños para empezar a ser independientes de mamá.
  • El objeto de consuelo da al niño sensación de bienestar y compañía. Es lo conocido y por ello, le ayuda a dormir cuando no comparte la cama con los padres.

Dos mitos sobre los objetos de consuelo

«Es malo que use tanto el objeto de consuelo»

No, aunque el niño no suelte el objeto de consuelo ni para ir al baño, no es malo. La relación que mantiene el niño con el objeto es de transición; el objeto le ayuda a controlar la ansiedad ante los cambios. Si le quitamos el objeto de consuelo, buscará otra forma para consolarse que a lo mejor no es tan benigna (como ocurre con los niños que empiezan a chuparse el dedo por quitarles el chupete, que también es un objeto de consuelo).

«Si se aferra tanto a un objeto es porque está falto de cariño»

Es cierto que el principal consuelo del bebé es la madre, y también su padre, pero el hecho de que un niño se aferre a un objeto que le da seguridad no implica que no se le esté atendiendo bien.

Realmente, el principal problema que puede tener el apego a un objeto de consuelo es que este se pierda, porque aunque le ofrezcamos otro similar, es posible que el niño no lo quiera porque no estará igual de gastado ni olerá igual. Para evitar que ocurra esto una buena idea puede ser contar con dos objetos idénticos y ofrecérselos indistintamente, desde el principio, para que se desgasten de igual manera. Si lo hacemos más adelante, lo más probable es que no quiera la réplica.

Consejos para un buen uso del objeto de consuelo

  • Dejar que lo use cuando él quiera
  • No empeñarse en que lo deje ni intentar cambiárselo por otro porque está viejo. Él niño se irá separando poco a poco de él, conforme no lo necesite.
  • Aunque al principio no le guste, porque perderá el olor, de vez en cuando hay que lavar el objeto en cuestión. No conviene hacerlo a escondidas, porque luego va a notar que es diferente, es mejor explicarle que está sucio y se puede poner malito y luego lavarlo a mano con él delante, para que vea que no pasa nada.No es buena idea hacerlo a sus espaldas porque va a notar la diferencia (el color, el olor).

No todos lo niños quieren un objeto de consuelo

Es el niño quién decide tener un objeto de consuelo. Los adultos podemos facilitarle la elección ofreciéndole un peluche blandito que huela a mamá. Pero esto no es garantía de que lo acepte. Yo me pasé los últimos meses de mi tercer embarazo durmiendo con una mantita peluche para recién nacidos pensando que podría ser un buen objeto de consuelo para mi niña y ella nunca le hizo ningún caso. Al igual que mi hijo mayor, no desarrolló ningún apego especial por ningún objeto. Sin embargo, el mediano se aferraba a un peluche que llevaba a todas partes y fue él quien lo eligió entre los muchos que le regalaron.

Los expertos en crianza y educación no saben por qué unos niños desarrollan este apego especial por un objeto de consuelo y otros no.

Hay quien dice que no lo hacen porque usan como  objeto de transición a la madre, pero esto solo es posible cuando ella puede permanecer todo el tiempo con el niño y la realidad es que esto es muy complicado. Yo pienso que quizá tiene más que ver con el carácter, la necesidad de succión… Y tú, ¿qué opinas? ¿Han tenido tus hijos un objeto de apego? ¿Cómo fue su relación con él?

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