Después del parto, es habitual sufrir estreñimiento porque el intestino tarda un tiempo en recuperar su ritmo (más si el parto ha sido por cesárea). Este estreñimiento, que debería ser temporal, puede prolongarse si la mujer sufre hemorroides, un problema que puede aparecer o empeorar después del parto.
Las hemorroides son pequeñas dilataciones de las venas que se encuentran alrededor del ano y que pueden llegar a romperse y sangrar. Muchas mujeres que no habían tenido nunca hemorroides las sufren por primera vez durante el embarazo por la presión que ejerce el feto en la circulación sanguínea y el estreñimiento que puede aparecer por los cambios hormonales del embarazo.
Las hemorroides pueden empeorar con los esfuerzos a los que se somete el periné con los pujos del parto y agravarse con el estreñimiento típico del posparto, que muchas veces también está influenciado por el miedo infundado a que se suelten los puntos de la episiotomía. En definitiva, las hemorroides empeoran el estreñimiento y el estreñimiento empeora las hemorroides. ¿Cómo salir de este círculo vicioso típico del posparto?
Consejos para prevenir y controlar las hemorroides
Para prevenir las hemorroides en el posparto, o evitar que vayan a más si ya han aparecido, hay que evitar los esfuerzos al ir al baño. Para ello:
- Es fundamental seguir una dieta rica en fibra y beber al menos litro y medio de agua al día, para evitar las heces duras y el estreñimiento. También se aconseja evitar los alimentos picantes y ricos en grasas que pueden causar irritación en la zona de la hemorroide.
- Evitar el sedentarismo: conviene caminar al menos una hora al día.
Cómo aliviar las hemorroides
No hay ningún remedio que elimine del todo las molestias hasta que pasa el tiempo y la circulación sanguínea se va normalizando. Pero sí algunos consejos que pueden ayudar a aliviar la hemorroide de forma fácil y desde casa.
- Para aliviar el dolor y facilitar la circulación de la zona se aconseja aplicar agua tibia (nunca helada) en la zona, ya sea en la ducha o sentada en el bidé, un par de veces al día. Después se puede aplicar alguna pomada específica para hemorroides con cuidado de que no toque el área de la episiotomía, si la hay.
- No se debe aplicar hielo ni agua helada, pues el exceso de frío puede irritar la zona e incluso llegar a ulcerarla. Además, el frío contrae los esfínteres, lo que podría dificultar más la evacuación y empeorar el problema.
- Para limpiarse, en lugar de papel higiénico (que puede irritar la lesión), es mejor usar toallitas húmedas o asearse con una esponja con agua y jabón neutro. Recuerda que las toallitas no deben echarse al inodoro porque atascan las tuberías.
- Si el dolor es muy intenso, el médico puede recetar un analgésico compatible con la lactancia.
Las hemorroides en niños
Aunque es menos común, los niños también pueden sufrir hemorroides, sobre todo a consecuencia del estreñimiento (hacer bolas duras y secas, independientemente de la frecuencia). El estreñimiento es muy habitual en la infancia por varias razones:
- Un aporte insuficiente de fibra aporte de fibra (frutas, verduras, legumbres, cereales) y agua.
- El niño se aguanta las ganas de hacer caca para no interrumpir lo que está haciendo y luego le cuesta más ir al baño. Si el esfuerzo le causa dolor, después se aguantará nuevamente por esta razón y se inicia el círculo vicioso estreñimiento-hemorroide que agrava el problema.
Las hemorroides en niños también pueden aparecer por otros problemas, como las diarreas intensas (en las que se ejerce mucha presión sobre la zona anorrectal), la enfermedad de Crohn o la enfermedad inflamatoria intestinal, por lo que siempre conviene consultarlas con el pediatra para que busque el origen y determine así el tratamiento más indicado.
Normalmente, en los niños la hemorroide se puede observar fácilmente como un abultamiento de color violeta en los márgenes del ano. Pero también hay que consultar si el niño se queja de otros síntomas de las hemorroides, como dolor, escozor o sangrado en las heces.
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