España es el país de la UE con más nacimientos de madres de 40 o más años y el segundo con la edad media de maternidad más alta de Europa, con una media de 32,6 años en 2021.

El retraso en la edad de ser madre aumenta las dificultades para concebir porque a partir de los 35 años, la calidad y cantidad de óvulos desciende notablemente.

Esta circunstancia, sumada a los cambios en el modelo de familia tradicional formada por un padre y una madre (que ahora convive con las familias formadas por dos madres o por una sola madre), ha aumentado el uso de la reproducción asistida que, entre otras cosas, hace posible retrasar la maternidad congelando los óvulos cuando tienen buena calidad para poder tener hijos más adelante.

En la actualidad, se calcula que el 10% de los nacimientos se producen gracias a la reproducción asistida.

Las técnicas de reproducción asistida, una por una

Además de permitir preservar la fertilidad para más adelante y ser madre sin tener una pareja masculina, las técnicas de reproducción asistida facilitan el embarazo cuando existen problemas de fertilidad que hasta no hace mucho producían esterilidad irreversible (ovarios poliquísticos, endometriosis, baja calidad del semen, etc.) y también evitan la transmisión de enfermedades genéticas a los hijos.

Dependiendo del motivo que lleva a una mujer o a una pareja a buscar la ayuda de la reproducción asistida para tener un hijo, se utilizan unas técnicas u otras. Con la ayuda del doctor Guillermo Gauthier,  ginecólogo y director médico. Ginecólogo.de la clínica de fecundación in vitro «Centro de fertilidad», te explico brevemente en qué consiste cada una:

Congelar los óvulos para preservar la fertilidad

Para preservar la fertilidad se usa una técnica llamada vitrificación que supone extraer los óvulos de la mujer y conservarlos a baja temperatura con el fin de mantener intacta su calidad reproductiva y así poder usarlos en el futuro en un embarazo con fecundación in vitro.

Además de para preservar la fertilidad por la posibilidad de tener un embarazo a una edad avanzada, la técnica resulta muy útil para posponer la maternidad, tras un tratamiento oncológico que puede afectar a la fertilidad.

Inseminación artificial

La inseminación artificial consiste en introducir en el útero de la mujer una muestre de semen (que se ha valorado previamente en el laboratorio), en el momento más fértil de su ciclo menstrual. La inseminación se puede hacer con el semen de la pareja o de un donante.

Para aumentar la probabilidad de embarazo, antes de la inseminación se inyectan hormonas a la mujer para estimular la producción de ovocitos en los ovarios (estimulación ovárica).

Es la técnica más sencilla y económica. Se aconseja a las mujeres sin pareja masculina con buena reserva ovárica., mujeres con problemas de ovulación, alteraciones en la entrada del útero y para anomalías leves o moderadas en la calidad del esperma

Fecundación in Vitro

Como su propio nombre indica, en la Fecundación In Vitro (FIV) la fecundación del embrión se realiza fuera del útero, en un laboratorio. Para ello es necesario extraer los óvulos para poder fecundarlos con el semen de la pareja o el donante después. Una vez fecundados los óvulos, los mejores embriones resultantes se introducen en el útero.

Entre otras causas, la FIV es útil cuando la mujer tiene una reserva ovárica escasa, sufre lesiones en las trompas de Falopio o padece una patología que afecta a la fertilidad, como los ovarios poliquísticos y la endometriosis. También resulta muy útil cuando es necesario realizar un diagnóstico genético preimplantacional, para detectar alteraciones genéticas en mujeres de edad avanzada o progenitores con enfermedades genéticas hereditarias, ya que se puede estudiar previamente el ADN de los embriones y transferir al útero solo los embriones sanos.

La FIV se puede hacer tanto con los propios óvulos y el semen de la pareja, como con óvulos o semen de donante.

Hay una variante de la fecundación In Vitro llamada Método ROPA (Recepción de Óvulos de la Pareja), que permite compartir la maternidad a las parejas formadas por dos mujeres. En este método, una de las mujeres pone el óvulo, que se fecunda con semen de un donante, y la otra gesta el embrión. Para poder llevar a cabo este tratamiento es necesario que la pareja esté casada.

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