El estrés (por las maletas, los viajes, la vuelta al trabajo después de las vacaciones, etc.), el calor y los cambios en las rutinas de sueño, alimentación, práctica de ejercicio), etc. pueden influir en la duración y las características del ciclo menstrual que depende del funcionamiento de las hormonas femeninas.

Por todo ello es habitual que durante las vacaciones, haya cambios en el ciclo menstrual, que provocan que la regla se atrase o se adelante.

Además, la mayor exposición al sol puede modular de forma diferente la concentración de las hormonas FSH y LH en nuestro organismo, impactando directamente en su normal desarrollo.

Según explica la Dra. María Teresa Draper, coordinadora del Servicio de Ginecología del Hospital Sanitas CIMA, el ciclo menstrual consta de tres fases: fase folicular (antes de la liberación del óvulo), fase ovulatoria (liberación del huevo) y fase lútea (después de la liberación del óvulo).

Un ciclo normal suele durar entre 25 y 35 días, ya que no es igual para todas las mujeres. Se considera que el ciclo empieza el primer día de sangrado y finaliza justo antes de la siguiente menstruación.

Las características del ciclo menstrual (regularidad, duración, cantidad de sangrado, etc.) pueden aportar datos sobre la salud, y por ello es importante hacer un seguimiento y apuntar en un calendario cuándo empieza y termina la regla y en su caso, si habido cambios en el período.

Los desajustes esporádicos se consideran normales, pero los ciclos que son continuamente irregulares pueden tener impacto en la salud.

¿Por qué se retrasa la regla?

El retraso de la regla puede deberse a causas fisiológicas, como el estrés o los cambios de peso repentinos, a causas relacionadas con la toma o retirada de medicamentos, como anticonceptivos o antidepresivos, pero también a causas patológicas, como el síndrome del ovario poliquístico.

El cambio en la cantidad de sangrado también puede ser un síntoma de que algo no está bien.

Según explica la doctora Draper: “El cerebro controla el cuerpo y por ello, el estrés y los cambios en las rutinas pueden provocar alteraciones en el ciclo menstrual. Por ejemplo, en una situación normal, libre de estrés, el hipotálamo libera hormonas constantemente entre las que se encuentran las hormonas foliculoestimulante y luteinizante, claves en la menstruación.

Estas desarrollan los folículos en el ovario y gracias a ellas se produce la ovulación. En cambio, cuando el cuerpo está sometido a altos niveles de estrés, el hipotálamo libera estas hormonas junto a altos niveles de cortisol, lo que dificulta el desarrollo normal de estas hormonas esenciales para la menstruación”.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comparte si te gusta