Cuando escribo este artículo, Twitter anda un poco agitado por un artículo, que no voy a mencionar para no darle más publicidad, que cuestiona la decisión de algunas madres de amamantar a sus hijos a largo plazo.

Esta discusión me ha llevado a reflexionar un poco sobre las presiones a las, que con tanta información que recibimos, estamos sometidas las madres en la actualidad.

Pienso y defiendo, que al hablar de lactancia materna hay que tener mucho cuidado para que ninguna madre se sienta ofendida por la decisión que ha tomado, tanto si se trata de alimentar al bebé con su leche el tiempo que ella considere oportuno como si decide darle biberón. Es su decisión y ante todo, hay que respetarla.

Vaya por delante que he dado el pecho a mis tres hijos y a cada uno de ellos durante más tiempo (a la pequeña 13 meses), probablemente porque la experiencia es un grado y te ayuda a que todo resulte más sencillo. Añado que con el primero no fue nada fácil el comienzo, porque nació en una cesárea de urgencia con anestesia general y tardaron dos días en ponérmelo al pecho y, para más inri, por aquel entonces recomendaban aquel horror de darle cada tres horas diez minutos (menos mal que nació chiquitito y me dieron permiso para darle un poco más a menudo porque el pobrecito se moría de hambre…). Si conseguí darle el pecho, fue gracias a una estupenda enfermera que me ayudó a colocarle y conseguir que se enganchara.

Pero aunque las cosas han cambiado mucho y ahora los hospitales y profesionales tienden a apoyar la lactancia materna y facilitar el inicio temprano, cada situación es un mundo y si al principio no tienes cerca alguien que te apoye y te ayude, puedes pasarlo mal y desistir, si te salen grietas o te duele, o  ves que tu bebé no se engancha bien, llora y llora y sigue «muerto de hambre» y es algo totalmente comprensible.

No hay que juzgar ni a las madres que deciden dar el biberón, por la razón que sea, ni tampoco a las madres que deciden amamantar a sus hijos varios años. Es su decisión. Y si hay algo que he aprendido, durante los 17 años que he trabajado en Ser Padres y a lo largo de mis años de maternidad de familia numerosa, es que lo más importante para criar a un hijo feliz es que la madre se sienta también feliz y a gusto con lo que hace.

El biberón también se puede dar con amor

Es cierto que al dar el pecho sientes un gran apego hacia tu bebé y que cuando vuelves a trabajar, la lactancia materna puede convertirse en un gran consuelo para los dos, pero el biberón también se puede dar con mucho amor (piel con piel) y hay muchas otras formas de fomentar el apego madre-hijo. Más que leche materna, lo que el bebé necesita es el contacto y amor con su madre.

También es cierto que la leche materna tiene muchos  beneficios, fundamentalmente inmunológicos, pero no por ello las madres que alimentan a sus hijos con biberón tienen que sentirse culpables porque las actuales leches de fórmula están preparadas para cubrir las necesidades nutricionales del bebé.

Con respecto a la lactancia prolongada, igualmente pienso también que nadie debería entrometerse en las decisiones ajenas y opinar sobre lo que no conoce. Cada madre tiene sus razones y hay que respetarlas.

Ocurre algo parecido con el colecho, si tú has decidido meter a tu hijo en tu cama, sabrás por qué y a nadie le importa. Lo importante es que los padres y el niño estén felices con esta decisión.

Hoy tenemos la suerte de disponer de un montón de información y apoyo para poder elegir cómo criar a nuestros hijos y eso es lo más importante. Lo que hagan los demás, no debería importarnos. Como dice el lema, «vive y deja vivir».

Mi intención, desde estas páginas es ayudar a los padres y madres pero también respetar sus decisiones, si en algún momento alguien se siente ofendido o molesto con algo, os pido que me lo hagáis saber, a través del correo info@mujerymadrehoy.com  para rectificar si es necesario.

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