Según se ha puesto de manifiesto en 18º Congreso de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), el último informe elaborado por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas muestra que el uso abusivo de las pantallas y las redes sociales ha aumentado entre los adolescentes, mientras que ha disminuido el consumo de sustancias tóxicas con las restricciones por la pandemia del Covid, una tendencia que podría invertirse por el efecto rebote de la relajación en las medidas de contención y prevención del Covid.

Crece el uso abusivo de las pantallas

El diagnóstico de conducta adictiva a Internet no está reconocido en la comunidad científica, porque todavía no existen suficientes estudios que lo avalen. Pero los médicos lo están viendo en las consultas  porque “el mal uso o abuso de las pantallas es frecuente en todas las edades; incluyendo al adulto”.

Según explica la Dra. María A. Salmerón, Pediatra de la Unidad de Medicina de la Adolescencia del Hospital Ruber Internacional: “la adicción a pantallas no existe como diagnóstico médico. El término más usado es conductas adictivas en Internet,  lo que engloba un conjunto de conductas con diferente poder adictivo como: apuestas online, pornografía, trastorno por uso de videojuegos o compras compulsivas”.

La experta añade que “Como internet permite estar expuestos a una potencial conducta adictiva las 24 horas al día y en cualquier lugar, ahora los trastornos pueden aparecer a edades más tempranas y desarrollarse de forma rápida desde que se inicia un mal uso hasta que se instaura un patrón de abuso”. Por ello, hay trastornos que ya existían, como las apuestas, y que se ahora aparecen a edades más tempranas por el uso de internet y otros que se encuentran en estudio, como el trastorno por abuso de videojuegos o la necesidad de contacto social permanente.

Para prevenir el abuso de las pantallas, hay que educar a los niños desde que pequeños a través de nuestro propio ejemplo, ya que desde el punto de vista preventivo es más fácil instaurar hábitos de vida saludables desde el nacimiento que cambiarlos. El problema es que cuando llegan a la consulta del pediatra, muchos niños y adolescentes ya han hecho un sobreuso de las pantallas.

En este sentido, te aconsejo leer el artículo Consejos de la OMS sobre el uso de pantallas en niños pequeños

Según explica la doctora, el abuso de las pantallas influye en la salud de los niños y adolescentes, de forma diferente según su edad. De hecho, está comprobado que los niños duermen peor si usan pantallas antes de acostarse.

  • En los menores de dos años, el “sobreuso”” afecta al apego y el vínculo, al aprendizaje del manejo de la frustración, al desarrollo psicomotor y al desarrollo del lenguaje.
  • En  los mayores de dos años, el abuso de las pantallas puede ocasionar problemas de obesidad, ciberacoso, trastornos del sueño, disminución del rendimiento académico e incluso adicción. Ahora bien, la experta explica que  para diagnosticar una conducta adictiva, no es suficiente con que el niño pase mucho tiempo en las pantallas. También es necesario que exista una psicopatología: tolerancia, síndrome de abstinencia, pérdida de control, ocultación y abandono de actividades esenciales para el niño etc.”.

A menudo, el abuso de las pantallas es señal de otros problemas

Además la experta alerta de que muchas veces, “el abuso de pantallas es la punta del iceberg. Habitualmente, internet es un refugio y hay que ver qué está ocurriendo en el entorno del niño, porque muchas veces es un daño colateral”.

El abuso de pantallas puede producir problemas en esferas importantes de la vida de los niños, niñas y adolescentes, como su educación, con una bajada del rendimiento escolar; sus relaciones sociales, y otras actividades importantes para ellos, como  las extraescolares”. Por todo ello “hay que fomentar el autocuidado físico y psicológico y las relaciones sociales y académicas y, también reforzar los factores protectores, que son: el apego seguro, el estilo educativo democrático, el diálogo y la comunicación en las familias, las actividades deportivas de equipo, el contacto con la naturaleza, la educación emocional y en valores, o la satisfacción por la vida escolar y la lectura”.

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